El taxi desde la estación de tren de Dadar, en Mumbai, me acabar de dejar en la terminal internacional del aeropuerto. Se cierra el ciclo y estoy aquí de nuevo, donde comenzó esta aventura. Han sido más de dos semanas sin tregua, intensificado por el hecho de viajar solo. En momentos puntuales he disfrutado de alguna agradable compañía que siempre viene bien para oxigenar un poco. La soledad del viajero, si bien a veces se puede hacer larga, aporta en cambio una absoluta libertad y, por ejemplo, todo el tiempo necesario para esperar por el encuadre y protagonistas perfectos de cada una de las imágenes captadas con la cámara de fotos.
Todo ha trascurrido como fue planificado milimétricamente desde hace ya muchos meses. Cuando uno no dispone de mucho tiempo y la agenda de viaje incluye diversas citas fijas e imprescindibles, no queda más remedio que recurrir a una afinada logística y salirse más bien poco del guión. Si hay algo que obviamente no podía estar en ese guión fueron los acontecimientos de la maldita estación de trenes de Allahabad. Lo que allí sucedió, no ya que yo viera la muerte muy de cerca sino que incluso la tocara, es algo que seguirá viajando conmigo en mi mente, tal como ha venido ocurriendo ya los días pasados.
Ayer noche pude disfrutar de una auténtica y suculenta cena india con mis amigos indios, Muruganandam y Nikhil. Fue de alguna manera la despedida y colofón a este viaje. Igualmente me despido yo ahora ya de India, país extremo, previsible pero sorprendente, de rica y abundante gastronomía, sucio pero fotogénico, país incomprensible que ciertamente es mejor no comprender.
En unas horas estaré despegando con destino Dubai, alcanzaré el cielo pero seré consciente de ello. Otros, recién bañados en las aguas del Ganges, también alcanzaron el cielo desde la estación de Allahabad. Este fin de viaje va dedicado a ellos, a los que afortunadamente no acompañé.
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Anexo de costes del viaje:
Guía de viaje LP: 37 €
Billete de avión Emirates: 517 €
Billetes de tren dentro de India: aprox 120 €
Alojamiento en Camp Kumbh Mela dos noches: 114 €
Visado: 65 €
Resto gastos: 200 €
Todo ha trascurrido como fue planificado milimétricamente desde hace ya muchos meses. Cuando uno no dispone de mucho tiempo y la agenda de viaje incluye diversas citas fijas e imprescindibles, no queda más remedio que recurrir a una afinada logística y salirse más bien poco del guión. Si hay algo que obviamente no podía estar en ese guión fueron los acontecimientos de la maldita estación de trenes de Allahabad. Lo que allí sucedió, no ya que yo viera la muerte muy de cerca sino que incluso la tocara, es algo que seguirá viajando conmigo en mi mente, tal como ha venido ocurriendo ya los días pasados.
Ayer noche pude disfrutar de una auténtica y suculenta cena india con mis amigos indios, Muruganandam y Nikhil. Fue de alguna manera la despedida y colofón a este viaje. Igualmente me despido yo ahora ya de India, país extremo, previsible pero sorprendente, de rica y abundante gastronomía, sucio pero fotogénico, país incomprensible que ciertamente es mejor no comprender.
En unas horas estaré despegando con destino Dubai, alcanzaré el cielo pero seré consciente de ello. Otros, recién bañados en las aguas del Ganges, también alcanzaron el cielo desde la estación de Allahabad. Este fin de viaje va dedicado a ellos, a los que afortunadamente no acompañé.
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Anexo de costes del viaje:
Guía de viaje LP: 37 €
Billete de avión Emirates: 517 €
Billetes de tren dentro de India: aprox 120 €
Alojamiento en Camp Kumbh Mela dos noches: 114 €
Visado: 65 €
Resto gastos: 200 €
¡Feliz vuelo y a ver que tal la escala en Dubai!
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