Ya toca marcharse, una pena. Da pereza volver a la jungla urbana y humana. La estancia en la fundación ha sido todo un lujo sin lujos.
Antes de marchar visité la zona del campo, donde están consiguiendo que la gente no emigre a las ciudades. Les proporcionan animales (vacas...), embalses, paneles solares, y sobre todo, conocimiento, esa es la clave.
El día anterior tuve la oportunidad de hablar con Anne Ferrer, la mujer de Vicente. En tiempos, periodista que estaba cubriendo los problemas a los que se tuvo que enfrentar Vicente cuando quiso empezar su acción en India, problemas con gobiernos y estamentos que no veían con buenos ojos que alguien despertara las mentes de los hasta ese momento víctimas y sumisos indios, pues bien, Anne entonces conoció a Vicente y se apuntó a la causa. Fue un placer escucharla, no por motivos de idolatrar a nadie, sino por la visión tan precisa de los problemas y los acertados planteamientos y enfoques. Es, resumiendo, todo lo opuesto a lo que hacen los políticos. La fundación lo basa todo en la educación, el conocimiento, las iniciativas, amplitud de miras, planificación, estudio, análisis, limpieza, transpariencia, justicia, no el aquí y ahora sino un presente que tiene en cuenta el futuro. En cada proyecto o labor que te enseñan es llamativo como siempre insisten en la formación de la gente que participa y que se beneficia, no se trata de darles algo y ya está, sino de que se involucren, que muestren iniciativa, que se motiven, que crezcan ellos y su entorno, que valga para siempre.
(¿Quiere ayudar a alguien? ¡Cállese y escuche!)
La fundación lleva ya casi 50 años actuando y es un ejemplo de que aunque parece imposible hacer nada en este país, y de hecho no hay por donde cogerlo ni por donde empezar, Ferrer ha sido capaz de hacer cierta esa frase que dice "lo hizo porque no sabía que era imposible".
Añado fotos de la fundación y de Anantapur, el pueblo donde se encuentra.
Antes de marchar visité la zona del campo, donde están consiguiendo que la gente no emigre a las ciudades. Les proporcionan animales (vacas...), embalses, paneles solares, y sobre todo, conocimiento, esa es la clave.
El día anterior tuve la oportunidad de hablar con Anne Ferrer, la mujer de Vicente. En tiempos, periodista que estaba cubriendo los problemas a los que se tuvo que enfrentar Vicente cuando quiso empezar su acción en India, problemas con gobiernos y estamentos que no veían con buenos ojos que alguien despertara las mentes de los hasta ese momento víctimas y sumisos indios, pues bien, Anne entonces conoció a Vicente y se apuntó a la causa. Fue un placer escucharla, no por motivos de idolatrar a nadie, sino por la visión tan precisa de los problemas y los acertados planteamientos y enfoques. Es, resumiendo, todo lo opuesto a lo que hacen los políticos. La fundación lo basa todo en la educación, el conocimiento, las iniciativas, amplitud de miras, planificación, estudio, análisis, limpieza, transpariencia, justicia, no el aquí y ahora sino un presente que tiene en cuenta el futuro. En cada proyecto o labor que te enseñan es llamativo como siempre insisten en la formación de la gente que participa y que se beneficia, no se trata de darles algo y ya está, sino de que se involucren, que muestren iniciativa, que se motiven, que crezcan ellos y su entorno, que valga para siempre.
(¿Quiere ayudar a alguien? ¡Cállese y escuche!)
La fundación lleva ya casi 50 años actuando y es un ejemplo de que aunque parece imposible hacer nada en este país, y de hecho no hay por donde cogerlo ni por donde empezar, Ferrer ha sido capaz de hacer cierta esa frase que dice "lo hizo porque no sabía que era imposible".
Añado fotos de la fundación y de Anantapur, el pueblo donde se encuentra.
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